domingo, 30 de agosto de 2009

Enfermedades crónicas

No sé si alguno de vosotros tiene el "privilegio" de padecer alguna
enfermedad crónica. Nada grave, claro. Es lo típico que te dice el
médico: "No se preocupe porque esto no es mortal. Sólo produce
molestias durante toda la vida. Pero nada grave". Padécela tú, no te
jode! Cómo se nota que ningún sabio de estos conoce los síntomas, o
las limitaciones que te produce en tu vida normal, cómo te condiciona
tu cotidianeidad... y el dolor. Fijo que no conocen el dolor.
Yo tengo una de esas comunes. Otro consuelo de tontos: lo tiene mucha
gente (entendiendo como mucha un 7% de la población, por ejemplo. Me
acuerdo mucho del otro 93%...). Molestias las que quieras. Ya os conté
hace un año, más o menos, uno de los episodios que tuve, de los
fuertes, con los que llegas a perder el conocimiento o la noción de ti
mismo por la intensidad del dolor. Pero no pasa nada. "No te vas a
morir por esto". No. Ya lo sé. Pero padécelo tú, vale? Sólo un rato.
No los años y años que me queden de vida (espero) y que serán iguales
uno tras otro... con algo de suerte. No. Padécelo un rato. Sin pensar
que cada crisis que tienes se va a repetir hasta que te canses de
explicárselo a tu entorno. Sólo un ratito. A lo mejor ni lo
aguantabas.
Y luego están esas típicas dolencias que, en teoría, todo el mundo se
cura con este tratamiento, o aquellas pastillas, pero tú, el raro de
turno, llevas un año padeciendo... y tampoco sabes hasta cuándo se va
a alargar. Mira que si se convierte en crónico? Ya sólo me faltaba
eso. Una más para el bote. Pero no pasa nada porque no me voy a morir
de eso. SIMPLEMENTE no podré hacer vida normal. Cojonudo.
Pues ahora haceros a la idea de que tenéis algún órgano interno que
funciona a ratos y mal, un par de articulaciones... o tres... que os
provocan un dolor continuo cada día... y un par de cosas más de las
que ya no vale la pena ni hablar. Os lo imagináis padeciéndolo cada
día de vuestra vida. Nada grave. Sólo molestias continuas que nos os
permiten hacer los gestos normales de cada día, planificar un viaje o,
que digo, un día cualquiera sin saber si vas a tener que buscar alguna
urgente solución de emergencia, o, simplemente, hacer tareas y
dedicaciones ociosas porque no tenéis ni la más mínima fuerza para
ello. Y después, cuando pongáis a prueba vuestra empatía, explicadme
si no os deprimiríais cada cierto tiempo. No pasa nada. No me voy a
morir de ninguna de éstas. Pero sabéis lo que pienso? Que os será
imposible sentir algo parecido porque, por desgracia, sólo lo sabe
quien lo padece.

martes, 25 de agosto de 2009

Mi abuelo

Hoy hace 34 años que murió mi abuelo Juan. Al principio de este blog os conté alguna cosilla sobre él. Creo que si tuviese que definirle, sin haberle conocido, diría que ante todo era una muy buena persona.
Pues hoy, ahora, a las 20 horas será el aniversario de su muerte. Yo ya existía sin que mis padres lo supieran aún. Bueno, no exactamente yo, sino una pequeña célula que después, por casualidad, se convertiría en lo que soy ahora. Dicen los creyentes que una muerte puede estar ligada a un nacimiento. Que se puede crear un vínculo especial de tal manera que la persona que se va deja algo en la que viene. A mí me costó existir por muchos motivos. También nacer. Nunca sabré si hay un porqué. Nunca sabré si me protegía o no, si en los pasos que he ido dando desde entonces ha estado a mi lado. Ojalá fuese así.
No soy creyente pero muchas veces hablo con él. En los peores momentos le pido cosas, le pido que me proteja, a mí y a los que quiero, y en los mejores le doy las gracias... quizás pensando que ha tenido algo que ver. O deseándolo.
En estos momentos me encantaría creer. Me gustaría para decirle que le añoro sin haberle conocido, que le quiero por las cosas que he recibido de él en la inmensa o mínima distancia que ha habido entre nosotros desde que existo. No sé por qué. Mi madre tendrá mucho que ver...
Y sabes por qué te quiero abuelo? Porque hacen falta personas como tú en el mundo. Porque entre esta jauría de alimañas que nos rodea tú representas para mí el ideal de bondad, de sacrificio, de humildad, de ejemplo. No pudiste estudiar mucho, lo mínimo, porque tu familia necesitaba que trabajaras, y te ibas con un burro lleno de castañas cada día al pueblo de al lado para ganarte el pan. Siendo un niño. Pues abuelo, a mí me ha servido tu ejemplo para luchar en esta vida. Y aunque lo he tenido fácil comparado con lo que tú y muchos como tú vivisteis, todo lo que he conseguido ha sido gracias a mi esfuerzo, con mucha humildad y sin intentar pisar a nadie.
Pero contigo sobre todo he aprendido que se pueden echar de menos personas y lugares que no has conocido, que las raíces están donde te sientes a gusto y querido, y que los lazos los creas tú, sin que los imponga nadie.
Hace 34 años nos dejaste y yo empezaba a existir. Me perdí poder compartir contigo muchas cosas. Pero me has dejado tantas que te siento a mi lado... muy cerca... en estos momentos. Siempre te querré abuelo. Estés donde estés.

jueves, 13 de agosto de 2009

Amante y amado

Últimamente estoy reflexionando sobre el esfuerzo que dedico a darme a los demás. Intentaré explicarme. Antonio Gala, refiriéndose a las relaciones de pareja, siempre dice que de las dos personas que la conforman (es lo suyo) uno adopta el papel de amante y otro el de amado, uno tira más de la relación y el otro se deja querer. No sólo depende del carácter de cada uno, sino de la interacción de dos personalidades que con otros individuos se comportarían de forma diferente. Es decir, podemos ser amantes en una relación y amados en otra. Es evidente que la posición fácil es la segunda. No sé si todos la preferimos, pero creo que en la mayoría de las ocasiones nos sentimos más cómodos cuando alguien nos lo da casi todo hecho.
Yo extendería este juego de actores a todo tipo de relaciones personales. Y analizando mi contexto me he dado cuenta de que, efectivamente, adopto diferentes papeles dependiendo del sujeto con quien entable el lazo correspondiente. Y sí, me siento infinitamente más cómoda en el papel de amado. No sé si mi condición es vaga de origen, pero es la realidad.
Mi reflexión es, ¿sólo puedo ser amado? ¿sólo quiero ser amado? En los momentos y relaciones en que tengo o he tenido que tirar, hacerme cargo del mayor peso de la interacción para que funcione, acabo por sentirme cansada y por pedir más participación de la otra parte. Siempre en un principio pienso que podré hacerlo, que no me importará, y al cabo del tiempo empiezo a recelar del otro. ¿Por qué coño tengo que ser yo la que vaya, la que llame, la que cuide, la que mime?
En la mayoría de las ocasiones, y cuando me ha sido posible hacerlo, he dejado de ser amante y me he retirado. No conseguía mantener la motivación para la realización del esfuerzo. Y cuando no he tenido la posibilidad de dejar esa relación por imperativos varios, se ha deteriorado porque, o bien se convierte en una obligación molesta, o bien ... el interés se va perdiendo hasta que el curso de los acontecimientos permite que se convierta en una de la relaciones que sí puedo romper.
Yo creo que para que una relación personal funcione los dos tienen que asumir ambos roles por igual, incluso aunque uno por su naturaleza necesite más que el otro. Y, aunque parezca lo contrario, no llego a esta reflexión para justificar las veces que he dejado mi papel de amante provocando que la relación que sea terminase, puesto que en estos casos siempre culparé al que en su papel de amado no hizo nada por evitarlo; sino precisamente para decirme a mí misma que en las relaciones en las que me he asentado en mi papel de amada debo cambiar mi actitud y empezar a cuidar a mis amantes porque sino un día de estos se cansarán de cuidarme... como me pasa a mí.
 
PD: Aún no he decidido el papel de este blog, gran protagonista y precursor de la definición de amante.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Trece rosas

Hoy hace 70 años que las mataron. Iba a escribir sobre ello, pero he encontrado este artículo del hijo de Carmen y creo que no es necesario añadir nada más. Por su memoria.
 
Las mejores rosas del jardín
 
Hoy, cinco de agosto vuelvo a la cita. No podía ser menos. Aquí quiero estar con vosotras, aunque no estéis. Anoche os busqué en el cielo claro y estrellado, y os encontré. Brillando con luz propia. Allí estabais, Julia, Martina, Dioni, Carmen, Pilar, Blanca, y las demás, todas estabais allí. Brillando con luz propia. Trece estrellas fulgurantes, hermosas, resplandecientes.
 
 A pesar de la ignominia a que os sometieron que terminó con vuestro fusilamiento. A pesar de haber acabado con vuestras trece jóvenes vidas, habéis de saber que no os vencieron. Que después de setenta años, ese crimen miserable, lleno de odio y sinrazón, no ha conseguido marchitaros.

Y necesité buscaros. Y allí estabais, en el cielo, junto con otra estrella reluciente, ella tuvo más suerte, pudo salvarse del crimen. La prueba soy yo, que estoy aquí. Carmen, mi madre, que os acompañó en la cárcel de Ventas en vuestros últimos días, hoy está también allí con vosotras, a vuestro lado. Me lo imaginaba. Fugaz, se encendía y se apagaba, como guiñándome un ojo, sé que me decía: Hijo, haz lo posible, que su nombre no se borre de la histora, se lo merecen. Y aquí estoy, intentándolo.
 
Les guste o no, que sé que no les gusta, vosotras estáis allí, alumbrándonos, habéis entrado en la historia. Queda mucho por hacer, pero hoy, mis queridas rosas, muchos artículos han hablado y hablan de vosotras, dos magníficos libros os tienen como protagonistas, una película mantiene vuestro recuerdo, hoy puedo pasear cuando estoy en Rivas  por la Avenida de las Trece Rosas, y me lleno de orgullo y emoción cuando me acerco a ver esa placa que os recuerda en el cementerio de la Almudena , porque vuestra simiente ha hecho crecer un sentimiento de justicia que no ha de parar hasta que vuestra memoria, y la de todos los que sufrieron represión, tortura o muerte por el franquismo, haya sido honrada.
 
Hoy, somos muchos y lo vamos a conseguir. A pesar de toda la derechona que no quiere oír hablar de vosotras porque se siente culpable. A pesar de que han sido muchos los años que no os podíamos nombrar, hoy estáis ahí, con nosotros, junto a nosotros, dándonos fuerza. Y haremos lo imposible por dignificaros. Ese es nuestro compromiso.
Un beso para todas. Y también para ti, madre.

¡QUE VUESTRO NOMBRE NO SE BORRE DE LA HISTORIA!

Salud y República
 
 

domingo, 2 de agosto de 2009

Diego y Carlos

Una bandera a media asta. Una forma de expresar el luto oficial. Pero qué hay de oficial en un luto. Es igual, me emociona.
Cuando miro a la gente por la calle no siento el luto, el dolor. Pobrecitos, tan jóvenes. Y uno era de aquí. Cuántas veces hemos podido oir estas 2 frases estos días. Lo siento, a mí no me basta. Sigo sintiendo como que no pasa nada. Dos nombres más.
Hace unos meses escribí exactamente sobre lo mismo. La verdad es que me da miedo sentir el vacío que veo en los insensibles ojos de la gente. Hay que seguir con la vida. Por supuesto. Quién ha dicho que no haya que hacerlo. El problema es que no se puede seguir IGUAL con la vida. No. Cada vez que matan a alguien esa vida tiene menos sentido. Se hacen más absurdos los convencionalismos y las frases hechas, si es que alguna vez no lo fueron. Nada es igual porque Diego y Carlos están muertos. Los han matado.
Muchos de nosotros hemos salido a la calle en infinidad de ocasiones. Quizá la primera que recuerdo como la que me hizo más adulta en este tema fue la de Miguel Ángel Blanco. Quise luchar cuando aún estaba vivo. Para mí era importante expresar mi lucha cuando aún había algo que hacer. Pintarme las manos de blanco y sentir el miedo. Voy a intentar seguir en la esperanza y por eso os dejo esta letra maravillosa de Rosana. No sé si llegaremos a tiempo. Algunos sí. Y esta entrada no significa que haya decidido seguir escribiendo. Es para recordarme que cosas como ésta son las que le dan sentido a la lucha.

Si te arrancan al niño, que llevamos por dentro,
Si te quitan la teta y te cambian de cuento
No te tragues la pena, porque no estamos muertos
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Si te anclaran las alas, en el muelle del viento
Yo te espero un segundo en la orilla del tiempo
Llegarás cuando vayas más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo

Si te abrazan las paredes desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la respiración
No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón
.

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo, te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar
.

Si robaran el mapa del país de los sueños
Siempre queda el camino que te late por dentro
Si te caes te levantas, si te arrimas te espero
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.

Mejor lento que parado, desabrocha el corazón
No permitas que te anuden la imaginación

No te quedes aguardando a que pinte la ocasión
Que la vida son dos trazos y un borrón.

Tengo miedo que se rompa la esperanza
Que la libertad se quede sin alas
Tengo miedo que haya un día sin mañana
Tengo miedo de que el miedo te eche un pulso y pueda más
No te rindas no te sientes a esperar.

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo
.

Sólo pueden contigo, si te acabas rindiendo
Si disparan por fuera y te matan por dentro
Llegarás cuando vayas, más allá del intento
Llegaremos a tiempo, llegaremos a tiempo.