lunes, 17 de noviembre de 2008

Cerrado por baja

De parte de la autora del blog, os comunico que no podrá actualizarlo hasta que vuelva a tener sus brazos operativos.
Un saludo a tod@s,
Víctor

domingo, 9 de noviembre de 2008

Pasión y sueños

Pues vuelve a hacer mucho tiempo que no escribo. Tengo mil cosas rondándome por la cabeza todos los días para poder escribir, pero no sé qué me pasa. Me parece que me sobreviene el síndrome del "bloggista" desmotivado. Pero también me sirve para hacer una reflexión: cada uno debe luchar por sus sueños sin esperar la motivación de nada externo.
Otra de mis grandes pasiones que quiero hacer pasar por aquí es la danza. Amo el baile. Estoy absolutamente convencida de que es la única vocación que he tenido durante toda mi vida. Hice 10 años de ballet clásico sin ella, sin darme cuenta de que existía. Y lo dejé. Otra vez los malditos estudios. Al poco tiempo me di cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Hubiese podido rectificar, pero los estudios no me daban opción...
Tampoco me daba cuenta de que no necesitaba dedicarme profesionalmente ni centrarme en un único estilo para poder disfrutar de la danza. Por aquel entonces en una ciudad de provincias como es Palma no había nada más que el clásico, el español y un poco de jazz... ni funcky, ni hip hop, ni la infinidad de variantes y posibilidades que existen desde hace ya un tiempo.
Ahora tengo una limitación. Mi cuerpo no está donde lo dejé hace 16 años. Pero desde hace unos meses decidí volver a intentarlo. Empecé con el hip hop y he vuelto a sentir la adrenalina como hace más de 16 años que no la sentía. Lo amo tanto que cuando consigo olvidarme de todo siento ese calambre por todo el cuerpo que provoca el saber que por un instante estás haciendo lo único que has querido hacer en toda tu vida.
Hay muchas barreras, muchos obstáculos. Sólo quiero disfrutarlo y hasta eso es difícil. Es complicado.
El otro día bailé en una master con la ganadora de Fama, Vicky. No sé si la habéis visto bailar alguna vez pero es extraordinaria. Ella encarna todos mis sueños rotos, todo lo que dejé atrás, lo que nunca conseguí ni llegaré a conseguir. Y no hablo de ganar un concurso o dedicarse profesionalmente al baile. Hablo de disfrutar con lo que haces, de no renunciar a tus sueños, de no dejar nunca la danza. A pesar de que nadie te motive, a pesar de que incluso alguien te desmotive.
Por eso voy a intentar seguir, aunque a veces las barreras me lleven más a sentarme y mirar a los que no renunciaron... A admirarles por ello.

viernes, 24 de octubre de 2008

Basta

Hace un mes que no escribo. La última vez que lo hice venía de un minuto de silencio. Hoy vengo de un funeral.
Hace un mes que no escribo porque hace un mes que mi estrés ha ido aumentando hasta provocarme síntomas físicos y psíquicos hoy en día preocupantes.
No puedo más. No puedo dejar que las cosas que realmente no son importantes en mi vida se conviertan en lo único. Me sitúo entre un minuto de silencio y las lágrimas de una vieja amiga por la muerte de su hermano, su abrazo emocionado al verme, y me pregunto ¿qué estoy haciendo? ¿qué coño estoy haciendo? ¿dónde estoy? ¿en qué he convertido mi vida?
No quiero despertarme un día y comprobar que he dejado que la mierda del trabajo me consuma, me provoque cólicos, migrañas, contracturas, lágrimas, ansiedad, tensión alta... Sí yo, hipotensa y con la tensión alta. Y me extraño cuando lo oigo: "Tiene usted la tensión alta", "No oiga se equivoca su aparatito porque yo soy hipotensa" "¿Está usted nerviosa últimamente?" "¡Ah! ¡Es eso! Pues sí, bastante..."
Y entonces atas cabos, ves que lloras por nada, que vas acelerada en todo, que te duelen demasiadas cosas, ..., que no sabes ni cómo llegaste ayer a casa desde el gimnasio... y eso que conducías tú... Y hoy te encuentras en el funeral de un hombre de 42 años que puedes ser tú misma de aquí a 10 años, o alguien muy querido... Y como esto siga igual pasarán los 10 años y tú seguirás estresada por un trabajo que ni siquiera significa nada para ti.
¡A la mierda todo! ¡Estoy hasta los h.....! ¡A tomar por c...!
Hoy voy a empezar a intentar pensar en mí y en los que quiero, y a dejar las 7 horas matutinas en simplemente eso, horas, que ya es. Paso del trabajo. Me da exactamente igual. Que se pudran las subvenciones, los convenios, los contratos, el presupuesto, los decretos, los procesos, la calidad, y la p... madre que los parió a todos.
No vais a poder conmigo. ¡Me oís! No pienso volver a derramar una puñetera lágrima por algo que no sea realmente importante.
Ni pienso volver a dejar que muera alguien para pararme a pensar... ni para volver a escribir.

martes, 23 de septiembre de 2008

Minuto de silencio

Vengo de un minuto de silencio. Uno más. Un muerto más. No sabemos la cifra total ¿verdad? No sabemos cuántos son los que engrosan su lista. Pero eso no es importante. Lo importante es que Luis ya no está, como Isaías, como Miguel Ángel... Como todos esos nombres que no recordamos. Nombres que nombran tantas personas. Personas que hoy están trabajando, paseando, riendo, llorando. Personas que hoy están viviendo sin pensar en todos los que ya no están.
Uno se siente insignificante frente a tanto dolor. Tu existencia es sólo un testimonio más de lo absurda que puede ser la vida, de lo pequeño que se vuelve todo frente al caos que provoca el sinsentido. Dónde está el orden cuando no existe la razón. Dónde está la conciencia humana cuando no hay respuesta a la barbarie. Sólo de unos pocos. Insuficiente.
¿Cuántos nos hemos parado hoy a pensar en lo que ha ocurrido? Quizá ahí esté la clave.
¿Qué es lo que realmente nos importa? ¿Cómo podemos seguir viviendo en las banalidades cuando no existe vida en el terror? ¿Cuándo vamos a empezar a preocuparnos? ¿Cuántos muertos más necesitamos para saber que lo más importante es que esto pare?
Hoy me siento impotente. Como tantas otras veces. La vida sigue. ¿Estáis seguros? ¿Realmente lo creéis? Quizá lo que vivimos no es vida. Quizá sólo merezca la pena luchar para que realmente exista. Quizá no somos conscientes de nada.
Quizá mañana no haya nada por lo que luchar. Quizá hemos llegado tarde.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Va por ti

Hoy me he acordado de la familia de Isaías Carrasco. A veces lo hago. Pienso cómo deben sentirse después del medio año que ha pasado. Cómo debe estar su mujer, sus hijos... Aún puedo sentir la tristeza. Se va apagando su intensidad, como todos los dolores sobre los que pasa el tiempo. Pero nunca me olvidaré de él... como de tantos otros.
Muchos ya conocéis lo que hoy voy a publicar. Lo escribí el pasado día 8 de marzo, un día después del asesinato, un día antes de las elecciones generales. Hoy he querido recuperarlo para recordar el sentimiento y para reafirmar la lucha en la que cada día me encuentro más a mí misma.
Lo dicho: Va por ti.

Ayer asesinaron a un compañero. Mataron a una persona que representaba
la democracia. Un militante, un trabajador, un padre, un esposo, que
decidió un día que no todos los partidos son iguales, que hay que
luchar por la sociedad, que hay que representar al pueblo aunque el
tuyo sea feudo de la izquierda abertzale y te juegues la vida en ello.

Ayer asesinaron a un compañero que renunció a su escolta cuando dejó
de ser concejal del partido socialista vasco en su ayuntamiento
porque, aun estando en listas, su posición no le permitió seguir con
su representación. Le mataron de la forma más cruel y,
desgraciadamente, fácil que existe, por la espalda, y acompañado de su
familia. Le mataron porque él era la democracia, él encarnaba la
valentía. Le mataron para infundir miedo, para conseguir lo que hace
días pidieron: que no vayamos a votar.

Mañana yo iré a votar, como pensaba hacerlo, pero no lo haré sola. Iré
a votar con todas mis fuerzas por mí y por mi compañero Isaías
Carrasco. Iré a votar con la convicción de que él así lo querría, por
todos los compañeros que se juegan todos los días la vida por una
idea, por pensar que no todo da lo mismo, que no es igual que gobierne
uno u otro. Iré a votar con la rabia que me produce que no estemos
todos unidos contra el terrorismo, con la rabia que me provoca que
ayer, con el cuerpo aún caliente de mi compañero, un partido
supuestamente demócrata volviera a enfrentarse al resto de partidos
desmarcándose de una declaración unitaria. Iré a votar porque es mi
obligación, porque muchos han luchado para que yo pueda hacerlo.
Porque creo en la democracia y porque no quiero darles la razón a los
que piensan  que es mejor pasar de todo. Porque quiero que la
violencia deje de existir a cualquier precio, porque no quiero volver
a sentir el dolor de la pérdida de un compañero, de un demócrata.
Porque tengo que votar por él y por todos los que no pueden hacerlo
ya.

Va por ti compañero.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Tópicos

Hace días que no cumplo con mi propósito de tener actualizado el blog. La semana pasada fue horrible en cuestiones laborales. Me acordé muchísimo de los que nos incluyen a todos los funcionarios en ese tópico del "no hacen nada" tomado como verdad absoluta e irrevocable. Pero para qué discutir con la gente que cree en los tópicos, que de hecho cree que todo está marcado, que las cosas son blancas o negras, y que hay temas de los que no se puede discutir porque "es así y punto". No soporto a esos elementos. Me he deshecho de todos los que he podido en mi vida, al menos de aquellos sobre los que puedo decidir si los quiero en ella o no.
Comparto mi vida con un gran maestro del relativismo. Y teniendo en cuenta que no hay mayor foco de influencia que el convivir con una persona, es evidente que mi visión sobre las cosas ha cambiado. Mis grandes verdades van disminuyendo (alguna aún queda, evidentemente). Me he dado cuenta de que en realidad todo depende de cómo lo enfoques, de cuáles son tus circunstancias, tus experiencias, tus condicionantes, y esto sí que me lo tomo como verdad absoluta.
Estoy leyendo un libro (estoy segura de que será objeto de recomendación en este blog cuando lo acabe) que me está reafirmando en ideas que poco a poco he ido madurando. Y una de ellas es ésta. Sé que si hubiese nacido en otro país, en otra familia, en otro tiempo, yo no hubiese sido la misma persona, no habría creído en las mismas cosas, no vería la vida como la veo hoy. Y en realidad estoy contenta de haber podido acceder a unos conocimientos, a unas ideologías, a unos libros, a una música, a unas personas, que me han permitido ser quien soy ahora. Porque cada día estoy más orgullosa de mis verdades, que son sólo mías, de la ideología tan firme en la que me sustento, de las creencias humanas sobre las que vivo, de la cultura de la que bebo. Pero cada día soy más consciente de lo afortunada que soy, precisamente por eso; y por eso hoy, en este segundo, puedo disfrutar de un pequeño momento de felicidad.
Otro diría concretaré más todo este "mejunje" de ideas. Pero ahí queda eso...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Vencedores y vencidos

Hay un tema que tengo especialmente sensibilizado: la guerra civil y la posguerra. De hecho tengo una colección fantástica sobre este período histórico de unos 40 libros que es uno de mis mayores tesoros. Uno de los días más felices, políticamente hablando, de los últimos años fue el día que se aprobó la Ley de la Memoria Histórica que ya cité en otro momento. Fue uno de esos instantes en los que te sientes orgulloso de tu ideología y del partido al que has votado, y piensas que has puesto un granito de arena para que se haga una justicia tan esperada.
Estos días está el tema en vigor. Hoy he leído un artículo de Rodolfo Serrano que me ha encantado. No os lo voy a transcribir entero, pero sí unas líneas que me parecen absolutamente sensatas y a la vez emocionantes para mí:
 
"(...) Lo que buscan los hijos, los nietos de quienes fueron asesinados por defender la legalidad, es sólo justicia. Quieren saber donde llevar unas flores, quieren que sus seres queridos y recordados duerman en tierra conocida. No quieren revanchas.

Durante cuarenta años sólo hubo en este país un bando con todos los derechos: el de los vencedores. Y es verdad que hubo muertos y asesinados en el bando nacional, gentes que murieron por sus ideas, por su religión, por la barbarie. Pero ellos, sólo ellos, tuvieron reconocimiento y honores. Acabada la guerra, el franquismo buscó y pagó la exhumación de aquellos cuerpos. Los rojos nunca tuvieron derecho a ellos y las familias, las que conocían el lugar de la fosa común, acudían a escondidas a llevar unas flores o a rezar por su descanso.

Durante 40 años los caídos por Dios y por España, tuvieron lápidas en las iglesias, calles conmemorativas en las ciudades, honores y recuerdos.

¿Tan terrible es que una persona quiera saber dónde está su padre, su abuelo, su tío? ¿Tan terrible es que un ser humano exija la piedad que no se tuvo entonces con ellos? ¿Tan terrible es reivindicar el recuerdo, reconocer esas muertes que nunca deberían haberse producido? Si se reconoció la muerte de quienes murieron a manos de los rojos, ¿tan terrible es pedir el mismo trato para quienes murieron a manos de los vencedores?

Quien habla de venganza y de revancha, de que con ello se reavivará el odio y el enfrentamiento, tal vez lo haga porque el odio, la revancha y la venganza está dentro de sus corazones."
 
Lo suscribo en su totalidad. No se puede expresar mejor. Otro día os hablaré más del tema.

miércoles, 27 de agosto de 2008

Ánimos y recomendación

Hoy he recibido una llamada de alguien que me ha animado a seguir escribiendo.
A lo mejor parece una tontería, a lo mejor tiene algo que ver con esa facilidad mía para alegrarme por las pequeñas cosas, pero me ha supuesto una inyección de ilusión tan grande que quería dejarla plasmada en el blog. Gràcies Toni.
Pues sí, pienso seguir escribiendo, aunque todo quede en el "ciberespacio", aunque los que me puedan estar leyendo ahora se cansen de hacerlo y me quede sola en esta historia. Como ya comenté en mi primera entrada, esto lo hago por mí misma, aunque me haya decidido a compartirlo, y la verdad es que me está gustando... Quizá las viejas aficiones son las auténticas, las que no deberíamos haber dejado nunca...
Y para celebrar este pequeño momento de felicidad, de esos ínfimos que a veces descubro en el ámbito más interno de mí misma, os voy a recomendar la lectura de un libro (un bestseller, em sap greu ;·) ...) que tiene que ver con la toma de conciencia de la historia de la humanidad, de uno de los episodios más duros y, seguramente por ello, más ejemplificadores de los extremos que podemos encontrar en nuestra propia esencia humana. Uno de los mejores libros que he leído en mi vida porque no sólo cuenta una historia, que ya bastaría, sino porque el enfoque desde el cual la narra es extraordinariamente original y enriquecedor: es una historia sobre el extraordinario poder de las palabras, capaces de salvar vidas o de aniquilarlas, contada por la muerte, y teniendo como protagonistas a los hombres, en su más amplio espectro, vencedores y vencidos, pero simplemente hombres (término utilizado en su uso genérico, evidentemente, y del que soy defensora). Se trata de "La ladrona de libros" de Markus Zusak. Magnífico. No os lo perdáis.

jueves, 21 de agosto de 2008

A veces creo que soy gilipollas

En mi perfil me definí como empática en exceso. Soy así. La vida no me ha hecho así. Lo llevo dentro desde que tengo uso de razón.
Soy tan gilipollas que me emociono con historias de ficción. Me encanta que la gente sea feliz y lloro de felicidad cuando lo compruebo, aunque sea irreal.
Soy tan gilipollas que me emociono viendo el dolor ajeno. Porque no lo siento ajeno, y en eso reside la empatía. Siento que es mío, lo noto dentro y se me parte el alma pensando que ésa puedo ser yo, y no "podría" sino "puedo". Es real, lo sea la historia o no. Todas las situaciones son reales cuando son posibles.
Soy tan gilipollas que no soporto ver el sufrimiento en los ojos de la gente, en sus rostros, en sus gestos. No soporto visualizar lo que son sus vidas en ese momento, sentir remotamente lo que están sintiendo. Tengo el defecto de poder reconstruir en mi cabeza esos retazos de vida que se suceden en las historias personales de la gente a la que veo, tanto buenos como malos, aunque estos últimos son los que duelen.
No estoy escribiendo intentando hacer literatura, ni para dar pena, ni nada por el estilo. Yo soy la afortunada que hoy ha seguido con su vida, su trabajo, su gente, y está escribiendo ahora ante la pantalla del ordenador de su casa.
Pero aunque sea gilipollas aún lo es más la gente que hoy sigue con su vida, con su trabajo, con su gente, y no cree que haya cambiado nada. Todo ha cambiado, y cambia cada día, cada hora, cada segundo en las vidas de la gente como la que tenemos hoy en nuestras cabezas. Y yo soy tan gilipollas que no puedo seguir con mi vida, con mi trabajo y con mi gente como si esto fuese un episodio más de la historia. Cada noticia trágica del mundo debería quedar impregnada en nosotros, aunque no fuese en nuestra memoria, y formar parte de nosotros mismos.
Un día un profesional me dijo que para la gente empática la felicidad no es posible. Debe intentar buscarla en un ámbito muy interior de sí mismo sabiendo siempre que será una felicidad ínfima con respecto a la que puede sentir el no empático. Evidentemente, hay grados de empatía. El mío me hace sentirme como una gilipollas en días como hoy cuando no puedo contener las lágrimas.
Soy tan gilipollas que creo que escribir esto me servirá de algo...

Lo siento. Por todos. Por los que no están. Por los que les lloran. Lo siento.

martes, 19 de agosto de 2008

Susto

Hace muchos días que no escribo, y la verdad es que no quiero que vuelva a pasar. Supongo que la vuelta al trabajo me ha derrotado un poco, tanto física como psicológicamente... Pero aquí estoy, aún más derrotada que cualquiera de los días que han pasado desde el último que escribí... Me explicaré:
Madrugada del sábado al domingo. Me empieza un dolor abdominal bastante fuerte. Para el que no lo sepa, que serán pocos (aunque uno nunca sabe si le están leyendo o no... la verdad es que es poco importante), padezco del síndrome del colon irritable, una enfermedad crónica bastante molesta.
La cuestión es que me despierta ese dolor y va cada vez a más... hasta hacerse tan insoportable que me tiembla todo el cuerpo. Noto que se me va la cabeza y que no lo soportaré mucho más rato. Sé que estoy a punto de desmayarme. Como siempre cuando me encuentro en un momento muy crítico, me acuerdo de mi abuelo Juan y le pido ayuda. Ya os contaré otro día la historia, pero este enlace os dirá algo de lo que me une a él.
Y cuando ya estoy convencida de que aquella noche será mi segundo viaje en ambulancia (otra historia), sin contaros todos los detalles, se va apagando poco a poco el dolor...
Episodios de este tipo he tenido algunos casi insoportables en contadas ocasiones, de intensidad un poco menor en otras más numerosas, y soportables la mayoría, aunque molestos, pero creo que éste se ha llevado la palma. Nunca se puede afirmar con rontundidad porque la memoria siempre juega malas pasadas, pero estoy casi segura.
La cuestión es que hoy es el primer día que me encuentro un poco más fuerte. Siempre la debilidad y el miedo sustituye al dolor. Esta vez, claro está, y en concordancia con la intensidad de éste, algo mayor. Aún tengo miedo de volver a sentir algo igual. Uno no sabe dónde están sus límites. Pero también está el miedo a no saber exactamente qué te pasa, qué ocurrió ese día, si es algo más...
El lado bueno de esta historia: cuando se pasa, aunque tengan que transcurrir unos días, a veces te viene a la cabeza lo realmente importante, lo que tienes que valorar. Y esta vez me ha venido. Espero no tener que pasar por otro episodio así para volver a recordarlo.

lunes, 4 de agosto de 2008

Al bando vencido

Hoy me he puesto a escuchar canciones que hacía un tiempo que no oía, canciones que han significado muchísimo en mi vida. Una de ellas es la que hoy os voy a transcribir. La mayoría la conocéis y los que no os invito a hacerlo. Su título es el de este post y su autor Ismael Serrano.
Se la quiero dedicar a todos los que hicieron posible la Ley de la memoria histórica, por haberse atrevido a crear una fisura en los pactos de silencio, por hacer posible que la palabra justicia cobre algún sentido aunque sea casi 60 años después.
Quien olvida el pasado está condenado a repetirlo.

Se van llevando la memoria,
queda en la historia una mancha, un borrón.
Mientras el resto sufre amnesia,
un viejo recuerda una canción,

de aquella lejana batalla
donde pudo morir,
en una guerra no ganada,
a veces me pregunta por ti.

Se cree aún en la trinchera,
otra bandera, de otro color,
solemne en su viento ondea,
sobre la cima y en su salón.

A veces habla con fantasmas
de cuyo nombre se olvidó.
Vencidos, nunca regresaron
de su exilio interior.

Ni un momento, ni un recuerdo,
para los que perdieron, los que construyeron
la tumba, el mausoleo,
de la miseria, del carnicero.

Cómo esperas ganar sin ellos
las batallas que anteriormente perdieron.
Si han de callar, que callen aquellos,
los que firmaron pactos de silencio.

Tratan de convencerle, "Abuelo,
las explosiones han terminado".
Pero cuando sale a la calle,
Madrid parece bombardeado.

Y lee escritos en los muros,
gritos contra los que luchó,
y personajes de rostro oscuro
que le inculcaron el terror.

Y un día, sin darnos cuenta,
el viejo, con sus historias, se consumió
Y en la memoria de su nieto
sólo una huella, un leve borrón,

de aquella lejana batalla,
donde pudo morir,
en una guerra no ganada
donde luchó por ti.

Donde luchó por ti.

miércoles, 30 de julio de 2008

El crimen fue en Granada


Una de las cosas que quería hacer en este blog es compartir mis inquietudes y aficiones. Para quien no me conozca, una de mis pasiones es la literatura, y ella me llevó a licenciarme en Filología Hispánica. Decir que a uno le apasiona la literatura es no concretar nada puesto que es una de las materias más amplias que pueden existir. Hoy voy a dejar una pincelada sobre dos poetas sobre los que no puedo decir nada. Lo que me provocan ambos es tan grande que sólo puedo expresarlo apuntando aquí sus versos.

Antonio Machado escribió este poema sobre el asesinato de Federico García Lorca intentando reflejar el dolor y la rabia que le provocó uno de los grandes dramas que se vivieron aquellos días y que se vivirían durante años. De hecho le marcó tanto que ya no fue el mismo hasta su propia muerte en el incipiente exilio que inició mucho antes de salir de España. Son dos de los más grandes, pero para mí son algo más. Son símbolos.

Por Federico García Lorca siento mucho más que pasión. Es uno de esos mitos, en lo personal y en lo artístico, que ha marcado mi propia personalidad, mi forma de ver la vida y de sentirla. Fue una persona extraordinaria y un escritor sublime. Siempre pienso en lo mucho que nos robaron los fascistas cuando decidieron darle mucho café (otro día os contaré la historia).

Y don Antonio Machado... mejor leer sus versos y me callo.


El crimen fue en Granada

I

EL CRIMEN

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada...

II

EL POETA Y LA MUERTE

Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"

III


Se le vio caminar..
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!


Antonio Machado


martes, 29 de julio de 2008

Hogar

Ya estoy viviendo en mi nueva casa. Desde el sábado concretamente. Es todo como muy raro, pero me gusta...
Nos hemos pasado estos días limpiando y colocando, y los anteriores a estos limpiando y transportando, como ya os comenté. Aún quedan mil cosas por hacer y algunas esperarán a que acabe el verano (no soporto el calor, en realidad no lo soportamos... ¡preciosa época para mudarse!). Y el viernes vuelta al trabajo después de las vacaciones más extrañas y estresantes de mi vida.
Sé que todo esto no dice nada. Lo que me gustaría realmente es expresar lo que siento. No sé si puedo hacerlo.
Estoy contenta con el cambio, yo diría que muy contenta, y no le pondría peros. Siento que me tengo que acostumbrar a algo que es absolutamente diferente para mí, a un tipo de espacio vital que nunca había tenido, pero me apetece muchísimo hacerlo y supongo que eso es lo realmente importante. De hecho incluso noto que ya lo estoy haciendo y a una velocidad de vértigo. Siento que tengo mil ideas y proyectos en la cabeza para esta nueva casa, cuando todo se estabilice un poco, que hacía años que no tenía en la anterior. Pero sobre todo tengo la sensación de que lo único que quiero es ser feliz. Durante este mes algunos días han sido muy duros, durísimos... He vuelto a ser consciente de mis límites, de mis fracasos y de mis miserias. No me quejo ni me lamento. Sé lo que hay, pero tanto lo bueno como lo malo. Como ya dije hace algunas semanas, éste es mi punto de inflexión, sé que lo va a ser. Empieza una nueva etapa de mi vida y sé lo que quiero que haya en ella.

miércoles, 23 de julio de 2008

Cambios II

Cuánto tiempo! Y cuánto trabajo!!
Todos los que os hayáis cambiado de casa me entenderéis, y sobre todo si era nueva. Son mil cosas que tienes que ir apuntando porque si no lo haces es imposible acordarte de todo... Y mil cosas las que tienes que empaquetar y mover... ¡Cómo se pueden acumular tantas cosas! En nuestro caso lo peor, sin duda, han sido los libros: ¡más de 1000! Es una locura y más hacerlo sólo entre dos personas. Uno se plantea vaciar la casa y dejar sólo los muebles para la mudanza "oficial", incluso alquila una furgoneta pensando que tampoco será para tanto. En realidad sabes que hay muchas cosas pero... ¿tantas? ¿y lo que pesan? ¿realmente uno es consciente de ello cuando decide cambiar de casa?
Sé que en unos días se me habrá olvidado. Así somos los humanos. Pero ahora mismo estamos reventados. Especialmente Víctor, claro, que es el que realmente ha llevado el peso real del asunto. Ya no puedo más de viajes para arriba y para abajo, pero tampoco puedo dejar de pensar que sin él todo esto no hubiese sido posible. De hecho, sin él no habría casa porque me daría igual donde vivir. Él es la razón por la cual construyo mi futuro en todos los aspectos de mi vida, porque sin él la casa, el trabajo, la vida en definitiva, no sería la misma. Diferente sí, pero peor seguro.
Gracias por todo nene. Te quiero.

domingo, 13 de julio de 2008

Autodestrucción

La verdad es que sigo tan trastornada con el tema "casa" como el último día que escribí pero me apetece volver a poner por escrito mis pensamientos. A ver si consigo racionalizar tanta vorágine.
Como puse en mi perfil, soy una neurótica compulsiva. Uno de mis grandes defectos es la preocupación en exceso y, peor aún, sobre cosas que aún no han sucedido. Tengo como un mecanismo de defensa activado que no me permite dejar que las cosas sucedan sin intentar prever todo lo que puede salir mal para, a su vez, pensar en una hipotética solución al desastre. Sé que leído así suena fatal, pero en realidad es bastante común (mi familia es un claro ejemplo de ello). La cuestión es que esto se traduce en un sinvivir con consecuencias psicológicas y físicas terribles.
Cada cierto tiempo intento prometerme a mí misma iniciar un plan de choque para cambiar este comportamiento. El problema es que se trata de lo que los psicólogos llaman "conducta automatizada": se produce de forma inconsciente y autodestructiva hasta que desemboca en esas consecuencias catastróficas de las que os he hablado. Por eso es tan difícil de corregir: la he aprendido tras 32 años de práctica y ya forma parte de lo que yo soy.
Como ya dije en un primer momento, dudé mucho sobre la publicación de este blog. Lo que estoy escribiendo ahora es un ejemplo del porqué. No es ni mucho menos el tipo de cosas sobre las que yo escribo, pero pensé que hasta podría servirme de terapia intentar publicar mis temores y pensamientos más íntimos. En realidad también forma parte de mí la sinceridad hasta el último extremo. Es un acto de autoconfesión compartida que resulta más difícil de lo que pensaba pero que creo que me puede servir. Así que cuando publique cosas como ésta no me hagáis mucho caso.
La cuestión es que hoy, aquí y ahora, domingo 13 de julio en Palma de Mallorca a las 13:03 horas, me vuelvo a prometer a mí misma, como tantas otras veces, intentar dejar de autodestruirme. Y lo dejo aquí para dejar constancia de ello y avergonzarme cada vez que caiga en lo mismo...

jueves, 10 de julio de 2008

Cambios

Había pensado empezar recuperando unos textos que ya he escrito, pero ya habrá tiempo. Ahora mismo lo que me tiene ocupada, preocupada y separada de mi recién recuperada afición por escribir es uno de esos momentos gloriosos en la vida que te quitan el sueño y te absorben hasta que no pasan: el cambio de casa, añadiendo los agravantes (siempre puede ser más sencillo) de una venta, una compra y una casa nueva que necesita de todo.
En realidad este "simple" hecho me ha provocado un sinfín de reflexiones, algunas incluso trascendentales, que no sólo podrían provocar una larga y farragosa entrada en este estrenado blog, sino que además me han ocasionado todo tipo de reacciones tanto destructivas como constructivas.
Supongo que lo lógico es pensar que todos necesitamos una casa y que, en distintos momentos de nuestras vidas y dependiendo de las circunstancias, la buscamos de una u otra manera. Yo necesitaba desligarme de dos problemas que tenía (y aún tengo, claro, porque aún queda la maravillosa y nada estresante mudanza) y que se resumían en vecinos y casa vieja. En realidad son dos conceptos muy ligados puesto que todas las reparaciones que necesita tu casa de 30 años tienen que pasar por la fantástica y reconfortante asamblea vecinal, de decisiones siempre cabales y beneficiosas.
Vamos, que necesitaba volver a tener la impresión de que mi casa no era una celda más en la colmena sino algo más individual y, gracias a muchos esfuerzos, al final hemos conseguido algo que se le acerca bastante. Bueno, en realidad ya no tendré que aguantar comunidades ni reparaciones provocadas por el paso de los años, que era lo que me agobiaba, pero aún tendré una pared apoyada sobre la de otra persona ajena; eso sí, maravillas de la construcción moderna del aislante y de los dobles muros, sólo apoyada y no compartida.
En realidad iba hablar de cosas mucho más alejadas de la practicidad, pero creo que lo haré mañana... Ahora al menos ya sabéis donde estoy: entre bancos, escrituras y cajas...

martes, 17 de junio de 2008

Despierte el alma dormida?

Nunca me he tomado muy en serio escribir para alguien. Cuando era más "jovencita" escribía poemas en uno de esos cuadernos fantásticos para adolescentes con flores, ositos y demás; eso sí, con una amenaza rotunda en la primera página que vetaba a cualquiera que se atreviese a pasar de ella. Curiosamente, y a pesar de una prohibición que podía ser evidencia de timidez, todas las semanas enviaba uno a un programa de radio nocturno y un montón de personas escuchaban cómo el locutor de turno procedía a su lectura.
¿Contradicción? ¿Paradoja? Alguien podría pensar que es una más de las incongruencias tan propias de los adolescentes. Pero pensándolo bien, hace unos minutos me he dado cuenta de por qué lo hacía y gracias a qué, ese factor del cual este medio es su mejor amigo y, sin duda, el mayor de sus enemigos: el anonimato. Claro que me conocían, sabían quién era la autora de esos poemas. Algunos incluso podían ponerme rostro, pero no era la gente de mi entorno, ni mi familia, ni mis amigos, ni mis compañeras de colegio. Creo que ahí está la clave.
Cuando hace unos días pensé que ya era hora de retomar una afición perdida, recuperada a ratos, y vuelta a perder, me pregunté a mí misma si realmente quería hacer público algo tan personal como son mis pensamientos, mis inquietudes, mis emociones, mis temores. Porque yo no sé escribir sobre nada más. Al menos de momento. Siempre ha sido lo más íntimo lo que me ha inducido a escribir. Y además cuando más activada estaba, cuando estaba todo a flor de piel. Al contrario de lo que recomendaba el gran Bécquer, que no por conocido deja de ser grande, yo siempre he escrito cuando mi corazón aún iba acelerado, con el pulso inquieto. Supongo que no es la mejor manera, pero seguro que es la más sincera.
Sigo con la misma duda. No sé si dejar estas páginas en la inmensidad de la red y no decírselo a nadie o, bien al contrario, lanzarme a la piscina y desnudarme ante un futuro "vosotros" que aún no sé si existirá.
Supongo que aún lo tengo que pensar...