martes, 23 de septiembre de 2008

Minuto de silencio

Vengo de un minuto de silencio. Uno más. Un muerto más. No sabemos la cifra total ¿verdad? No sabemos cuántos son los que engrosan su lista. Pero eso no es importante. Lo importante es que Luis ya no está, como Isaías, como Miguel Ángel... Como todos esos nombres que no recordamos. Nombres que nombran tantas personas. Personas que hoy están trabajando, paseando, riendo, llorando. Personas que hoy están viviendo sin pensar en todos los que ya no están.
Uno se siente insignificante frente a tanto dolor. Tu existencia es sólo un testimonio más de lo absurda que puede ser la vida, de lo pequeño que se vuelve todo frente al caos que provoca el sinsentido. Dónde está el orden cuando no existe la razón. Dónde está la conciencia humana cuando no hay respuesta a la barbarie. Sólo de unos pocos. Insuficiente.
¿Cuántos nos hemos parado hoy a pensar en lo que ha ocurrido? Quizá ahí esté la clave.
¿Qué es lo que realmente nos importa? ¿Cómo podemos seguir viviendo en las banalidades cuando no existe vida en el terror? ¿Cuándo vamos a empezar a preocuparnos? ¿Cuántos muertos más necesitamos para saber que lo más importante es que esto pare?
Hoy me siento impotente. Como tantas otras veces. La vida sigue. ¿Estáis seguros? ¿Realmente lo creéis? Quizá lo que vivimos no es vida. Quizá sólo merezca la pena luchar para que realmente exista. Quizá no somos conscientes de nada.
Quizá mañana no haya nada por lo que luchar. Quizá hemos llegado tarde.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Va por ti

Hoy me he acordado de la familia de Isaías Carrasco. A veces lo hago. Pienso cómo deben sentirse después del medio año que ha pasado. Cómo debe estar su mujer, sus hijos... Aún puedo sentir la tristeza. Se va apagando su intensidad, como todos los dolores sobre los que pasa el tiempo. Pero nunca me olvidaré de él... como de tantos otros.
Muchos ya conocéis lo que hoy voy a publicar. Lo escribí el pasado día 8 de marzo, un día después del asesinato, un día antes de las elecciones generales. Hoy he querido recuperarlo para recordar el sentimiento y para reafirmar la lucha en la que cada día me encuentro más a mí misma.
Lo dicho: Va por ti.

Ayer asesinaron a un compañero. Mataron a una persona que representaba
la democracia. Un militante, un trabajador, un padre, un esposo, que
decidió un día que no todos los partidos son iguales, que hay que
luchar por la sociedad, que hay que representar al pueblo aunque el
tuyo sea feudo de la izquierda abertzale y te juegues la vida en ello.

Ayer asesinaron a un compañero que renunció a su escolta cuando dejó
de ser concejal del partido socialista vasco en su ayuntamiento
porque, aun estando en listas, su posición no le permitió seguir con
su representación. Le mataron de la forma más cruel y,
desgraciadamente, fácil que existe, por la espalda, y acompañado de su
familia. Le mataron porque él era la democracia, él encarnaba la
valentía. Le mataron para infundir miedo, para conseguir lo que hace
días pidieron: que no vayamos a votar.

Mañana yo iré a votar, como pensaba hacerlo, pero no lo haré sola. Iré
a votar con todas mis fuerzas por mí y por mi compañero Isaías
Carrasco. Iré a votar con la convicción de que él así lo querría, por
todos los compañeros que se juegan todos los días la vida por una
idea, por pensar que no todo da lo mismo, que no es igual que gobierne
uno u otro. Iré a votar con la rabia que me produce que no estemos
todos unidos contra el terrorismo, con la rabia que me provoca que
ayer, con el cuerpo aún caliente de mi compañero, un partido
supuestamente demócrata volviera a enfrentarse al resto de partidos
desmarcándose de una declaración unitaria. Iré a votar porque es mi
obligación, porque muchos han luchado para que yo pueda hacerlo.
Porque creo en la democracia y porque no quiero darles la razón a los
que piensan  que es mejor pasar de todo. Porque quiero que la
violencia deje de existir a cualquier precio, porque no quiero volver
a sentir el dolor de la pérdida de un compañero, de un demócrata.
Porque tengo que votar por él y por todos los que no pueden hacerlo
ya.

Va por ti compañero.

lunes, 15 de septiembre de 2008

Tópicos

Hace días que no cumplo con mi propósito de tener actualizado el blog. La semana pasada fue horrible en cuestiones laborales. Me acordé muchísimo de los que nos incluyen a todos los funcionarios en ese tópico del "no hacen nada" tomado como verdad absoluta e irrevocable. Pero para qué discutir con la gente que cree en los tópicos, que de hecho cree que todo está marcado, que las cosas son blancas o negras, y que hay temas de los que no se puede discutir porque "es así y punto". No soporto a esos elementos. Me he deshecho de todos los que he podido en mi vida, al menos de aquellos sobre los que puedo decidir si los quiero en ella o no.
Comparto mi vida con un gran maestro del relativismo. Y teniendo en cuenta que no hay mayor foco de influencia que el convivir con una persona, es evidente que mi visión sobre las cosas ha cambiado. Mis grandes verdades van disminuyendo (alguna aún queda, evidentemente). Me he dado cuenta de que en realidad todo depende de cómo lo enfoques, de cuáles son tus circunstancias, tus experiencias, tus condicionantes, y esto sí que me lo tomo como verdad absoluta.
Estoy leyendo un libro (estoy segura de que será objeto de recomendación en este blog cuando lo acabe) que me está reafirmando en ideas que poco a poco he ido madurando. Y una de ellas es ésta. Sé que si hubiese nacido en otro país, en otra familia, en otro tiempo, yo no hubiese sido la misma persona, no habría creído en las mismas cosas, no vería la vida como la veo hoy. Y en realidad estoy contenta de haber podido acceder a unos conocimientos, a unas ideologías, a unos libros, a una música, a unas personas, que me han permitido ser quien soy ahora. Porque cada día estoy más orgullosa de mis verdades, que son sólo mías, de la ideología tan firme en la que me sustento, de las creencias humanas sobre las que vivo, de la cultura de la que bebo. Pero cada día soy más consciente de lo afortunada que soy, precisamente por eso; y por eso hoy, en este segundo, puedo disfrutar de un pequeño momento de felicidad.
Otro diría concretaré más todo este "mejunje" de ideas. Pero ahí queda eso...

jueves, 4 de septiembre de 2008

Vencedores y vencidos

Hay un tema que tengo especialmente sensibilizado: la guerra civil y la posguerra. De hecho tengo una colección fantástica sobre este período histórico de unos 40 libros que es uno de mis mayores tesoros. Uno de los días más felices, políticamente hablando, de los últimos años fue el día que se aprobó la Ley de la Memoria Histórica que ya cité en otro momento. Fue uno de esos instantes en los que te sientes orgulloso de tu ideología y del partido al que has votado, y piensas que has puesto un granito de arena para que se haga una justicia tan esperada.
Estos días está el tema en vigor. Hoy he leído un artículo de Rodolfo Serrano que me ha encantado. No os lo voy a transcribir entero, pero sí unas líneas que me parecen absolutamente sensatas y a la vez emocionantes para mí:
 
"(...) Lo que buscan los hijos, los nietos de quienes fueron asesinados por defender la legalidad, es sólo justicia. Quieren saber donde llevar unas flores, quieren que sus seres queridos y recordados duerman en tierra conocida. No quieren revanchas.

Durante cuarenta años sólo hubo en este país un bando con todos los derechos: el de los vencedores. Y es verdad que hubo muertos y asesinados en el bando nacional, gentes que murieron por sus ideas, por su religión, por la barbarie. Pero ellos, sólo ellos, tuvieron reconocimiento y honores. Acabada la guerra, el franquismo buscó y pagó la exhumación de aquellos cuerpos. Los rojos nunca tuvieron derecho a ellos y las familias, las que conocían el lugar de la fosa común, acudían a escondidas a llevar unas flores o a rezar por su descanso.

Durante 40 años los caídos por Dios y por España, tuvieron lápidas en las iglesias, calles conmemorativas en las ciudades, honores y recuerdos.

¿Tan terrible es que una persona quiera saber dónde está su padre, su abuelo, su tío? ¿Tan terrible es que un ser humano exija la piedad que no se tuvo entonces con ellos? ¿Tan terrible es reivindicar el recuerdo, reconocer esas muertes que nunca deberían haberse producido? Si se reconoció la muerte de quienes murieron a manos de los rojos, ¿tan terrible es pedir el mismo trato para quienes murieron a manos de los vencedores?

Quien habla de venganza y de revancha, de que con ello se reavivará el odio y el enfrentamiento, tal vez lo haga porque el odio, la revancha y la venganza está dentro de sus corazones."
 
Lo suscribo en su totalidad. No se puede expresar mejor. Otro día os hablaré más del tema.