Una de las cosas que quería hacer en este blog es compartir mis inquietudes y aficiones. Para quien no me conozca, una de mis pasiones es la literatura, y ella me llevó a licenciarme en Filología Hispánica. Decir que a uno le apasiona la literatura es no concretar nada puesto que es una de las materias más amplias que pueden existir. Hoy voy a dejar una pincelada sobre dos poetas sobre los que no puedo decir nada. Lo que me provocan ambos es tan grande que sólo puedo expresarlo apuntando aquí sus versos.
Antonio Machado escribió este poema sobre el asesinato de Federico García Lorca intentando reflejar el dolor y la rabia que le provocó uno de los grandes dramas que se vivieron aquellos días y que se vivirían durante años. De hecho le marcó tanto que ya no fue el mismo hasta su propia muerte en el incipiente exilio que inició mucho antes de salir de España. Son dos de los más grandes, pero para mí son algo más. Son símbolos.
Por Federico García Lorca siento mucho más que pasión. Es uno de esos mitos, en lo personal y en lo artístico, que ha marcado mi propia personalidad, mi forma de ver la vida y de sentirla. Fue una persona extraordinaria y un escritor sublime. Siempre pienso en lo mucho que nos robaron los fascistas cuando decidieron darle mucho café (otro día os contaré la historia).
Y don Antonio Machado... mejor leer sus versos y me callo.
I
EL CRIMEN
Se le vio, caminando entre fusiles,por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
...Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada...
II
EL POETA Y LA MUERTE
Se le vio caminar solo con Ella,sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque - yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
"Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban...
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!"
III
Se le vio caminar..
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!